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Dar, por Amado Nervo

viernes, 6 de febrero de 2009


Todo hombre que te busca, va a pedirte algo.
El rico, la amenidad de tu conversación;
El pobre, tu dinero; el triste, un consuelo;
el débil, un estímulo; el que lucha, una ayuda moral.

Todo hombre que te busca, de seguro va a pedirte algo.
¡Y tú osas impacientarte!
Y tú osas pensar: " ¡Qué fastidio!".

¡Infelíz! la ley escondida que reparte
misteriosamente las excelencias,
se ha dignado otorgarte
el privilegio de los privilegios,
el bien de los bienes,
la prerrogativa de las prerrogativas: ¡Dar!

En cuantas horas tiene el día, tú das.
Aunque sea una sonrisa,
aunque sea un apretón de manos,
aunque sea una palabra de aliento.

En cuantas horas tiene el día

te pareces a Aquel que no es sino
dación perpetua, difusión perpetua, y regalo perpetuo.

Debieras caer de rodillas ante El Padre y decirle:
"¡Gracias porque puedo dar, Padre mío!"

Nunca más pasará por mi semblante
la sombra de la impaciencia.

¡"En verdad os digo, que vale mas dar que recibir"!



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